No me gusta conducir. El coche es un artilugio hostil, ruidoso, agresivo, peligroso, contaminante. Es un monstruo con dos ojos en su cara y un anagrama en la nariz. Cuatro patas rodantes y un trasero por donde expulsa el material de desecho.
Me dan miedo, pero he descubierto la forma de convivir con ellos: mirar adentro. Porque esa imagen externa no es real. Si miras dentro ves a una chica joven y risueña, a un señor con gafas y cara bonachona, o un anciano acompañado de su esposa que circula con extremo cuidado; a una joven pareja con su hijo detrás en la sillita de seguridad.
Si te fijas bien, solo ves humanos viviendo. Y son agradables y simpáticos: están, como tú, intentando circular lo mejor posible.
Fabricantes de automóviles: por favor, abandonad el uso de cristales tintados. Transparentes por favor. ¡Que podamos percibir la humanidad que habita dentro! A nosotros corresponde mantener limpias las ventanillas.
No te quedes en la superficie, profundiza, penetra dentro, donde se encuentra lo que vive: esa es la realidad, lo otro son apariencias.
¡Buen viaje!
Cádiz, 17 de octubre de 2023
© José Manuel Cumplido Galván
No hay comentarios:
Publicar un comentario