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martes, 20 de julio de 2021

Movimiento o muerte

..."La duración de un día tiene apenas la vida de las rosas: la juventud y la vejez se unen en instantes fugaces. A la que vio nacer una mañana la Aurora reluciente, el caer de la tarde la contempla marchita"... (1)

Confiésalo. Querrías parar el tiempo:  no envejecer ni un segundo más ni que lo hagan los seres que te rodean. Que este instante sea eterno, el mundo se detenga y el Universo cese de girar; que la luna se muestre siempre llena. Pero no caminas hacia la ancianidad debido al movimiento de la Tierra, sino porque estás genéticamente programado para que tus tejidos, a partir de cierto momento, dejen de renovarse. 

Has visto nacer a Pipo, tu perrito de mirada cándida, y ya se encuentra en una edad bastante avanzada. Han pasado los mismos once años por él y por ti, pero su programa biológico es más breve: sus células dejan antes de producir. Convivís con los seres vivos que pueblan simultáneamente la Tierra : vivir es encontrarse y despedirse.

Te gustaría retroceder en el tiempo, quizá a ese momento en que, siendo niña, vives en la casa familiar con tus abuelos, padres y hermanos. Aún no ha muerto tu abuelo ni ha enfermado tu padre. Te sientes feliz, protegida, plena. Pero quedarte allí impediría que nacieran tus hijos idolatrados: es necesario que la vida siga su curso.

Bajas de madrugada a la playa y contemplas, mientras respiras el aire fresco y purísimo que llega del mar, el enigmático espectáculo de las estrellas, muchas de las cuales han desaparecido. Vemos ahora el Universo de hace diez mil millones de años cuando la Tierra no existía. El telescopio espacial Hubbel orbita nuestro planeta y explora cada vez mayores profundidades del Universo; ve más lejos y retrocede más en el tiempo, debido a lo que tarda la Luz en propagarse. Así que en un futuro próximo, podremos asistir al Big Bang, la gran explosión que creó el mundo.

Cuando vuelas en ala delta no notas el viento porque viajas con él. No percibas el tiempo, vive con él y no te parecerá que pasa; el presente, cada instante: lo demás, ¿dónde está?. Rueda el Sistema Solar, creces y envejeces; os han enseñado a relacionar el tiempo con esos cambios que percibís pero, en realidad, sólo es una dimensión inventada por el Hombre para estudiar la Naturaleza. Vuestro ritmo vital está acompasado al del Universo: vigilia y sueño se suceden con el rotar de la Tierra sobre su eje; tu ovulación se rige por el orbitar de la luna; vuestras siembras y cosechas siguen el ciclo de la Tierra alrededor del Sol.

La vida se mueve, crece, palpita. La materia inerte está quieta. Al morir, el "alma", reflejo del cuerpo, desaparece y este, su materia, es eterna. El cuerpo con "ánima", es dinámico. Al morir queda in-animado. ¿Quién discutiría pues, que el resto de animales e incluso las plantas tienen "alma"? Mira si no a ese mirlo saltarín que baja cantando su aflautada melodía hasta las ramas de la pródiga higuera para picotear sus higos. No  sabe que envejece ni que vive; ignora que morirá; si oscurece se retira a descansar; duerme y la luz del amanecer lo pone otra vez en movimiento, hasta el atardecer; para él el día siempre es el mismo. 

No. No puedes parar el mundo. Aceptando la vida aceptas la muerte. 

(1) "De rosis nascentibus" atribuído a Ausonio (310-395)

© José Manuel Cumplido Galván

domingo, 11 de julio de 2021

Conocida

CONOCIDA


Pasas delante de mí y me regalas un perfume que yo saboreo goloso: fragancias matizadas de hormona y caramelo.

Tú revientas de joven y fecunda. Estallas de hermosura.

Yo, gozoso, paladeo la evidencia de la vida.

Satisfecho, continúo mi camino, más grande, más seguro.

Y sonrío.


Agosto de 2004


© José Manuel Cumplido Galván