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viernes, 29 de enero de 2021

Ancianidad

Tras escuchar y "re escuchar" el artículo de mi querido y admirado amigo José Antonio, escribo el siguiente texto que expresa, sobre todo, los sentimientos removidos en mí por la íntima belleza de su prosa y por la honda grandeza de su contenido.

Estoy recién jubilado y, por tanto, preparo el equipaje para iniciar, con ilusión, el camino hacia mi ancianidad. Dispuesto a vivir cada vez más plenamente, más satisfactoriamente. A disfrutar las nuevas experiencias que nacen de las raíces elaboradas a lo largo de mi vida, hundidas en los cuantiosos sedimentos de mis vivencias anteriores. A gozar las cosas sencillas: la fresca brisa que acaricia mi rostro en la orilla del mar, o la sombra perfumada que me invita a pasear entre los generosos pinares; el intenso placer que me produce escuchar esos acordes y melodías que dan vida a esa multitud de cascadas de endorfinas que se derraman por todo mi organismo, sosegando y levantando mi "espíritu"; pan y aceite para nutrir saludablemente mi cuerpo, lo único que soy; ese calor que genero y que me envuelve, acurrucado en mi cama entre ligeras y cálidas mantas, hasta que el sueño me desconecta dulcemente de la consciencia; esa amorosa confianza que me regala la cercana presencia de mi esposa. 

He vuelto a escribir y la idea de seguir haciéndolo me estimula, me impulsa en mi camino a la ancianidad, a la plenitud, a la felicidad: en esta vida, no en ningún "más allá" prometido e incumplido. No ando, no corro; vuelo hacia mi esperanzador "más acá". 

Y mis animales vienen conmigo: nos aguarda, con certeza,  el mismo destino.

© José Manuel Cumplido Galván

jueves, 14 de enero de 2021

DesNudo

Tu esposa se ocupa de los presentes de todos, y eso te da la vida. Eres incapaz para ese cometido o, tal vez, demasiado egoísta. Siempre estás conforme con lo que se le regala a cada uno, y prefieres que ella misma compre su propio obsequio. Te pregunta: - "¿qué quieres para Reyes?"; y tu respuesta es siempre la misma:    -"Nada. Tengo de todo."

No necesitas ningún objeto pero,  ¿no deseas nada?; ¿no anhelas que el mundo se pare y permanecer en tu estado actual, eternamente?; ¿y que regresen los que se han marchado?. ( Tu pueril egocentrismo). Sé que algunos te dicen que el tuyo es un sueño quimérico.

Pero este año ha sido distinto: 

- "Quiero una Chilaba, a ser posible sin costuras, tejida de una pieza, como la túnica de Jesús". Se percibe tu amor por Marruecos. Amor no consumado hasta ahora.

Sin embargo, piensas en lucir una chilaba y te asaltan dudas, indecisión. ¿Tendrás valentía para salir a la calle llevando puesta sólo esa prenda?. ¿Qué pensará la gente?. ¿Qué dirán tus vecinos, con los que te cruzas a diario?.

- "Está loco".

- "¿Será maricón?".

- "¡Ahí viene el moro!".

- "¡Mira, qué mamarracho!"

- "¿Será un terrorista?".

Tu atuendo consta de dos mitades: abajo pantalón; arriba camisa, jersey, chaqueta. Es lo "normal"; ¿no puedes salirte de ahí?. Tus deseos, tu trabajo, tu sexo, tu ocio, tus relaciones, tu indumentaria, se rigen por la norma.  Además de vestido, estás atado por la cintura. Muchos también por el cuello. Otros lucen pulseras o esclavas -cadenas y grilletes-. Tu cuerpo está sujeto por pertinaces ligaduras  pero tú eres sólo un cuerpo, así que no eres libre. ¿Quién sostiene el otro extremo del cabo?: tú mismo.  Sueltas a tu perro en la cercana playa o en los domésticos pinares y no escapa. Quiere que seas su amo. 

Te han normalizado. No hace falta coacción. Tú mismo te autodisciplinas porque te aterra ser a-normal (aunque también te horroriza la indigencia). Apenas presencias tu esquiva desnudez. Apenas la tocas o la hueles. Es como si te la hubiesen expropiado. 

Así ordenan vuestra jerárquica sociedad: "cuerpos políticamente sumisos y económicamente rentables" para que perduren las estructuras de poder. 

¡Desnúdate ante el Mundo!¡Muestra lo que eres!

©José Manuel Cumplido Galván