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domingo, 23 de agosto de 2020

El pan nuestro.

No sólo de Pan vive el hombre. 

La Tierra y la Luz se hacen Trigo, para elaborar, con el trabajo de muchos, tu pan de cada día. Ese día que viene y se va una y otra vez con la luz del sol, al ritmo marcado por el fecundo rotar de la Tierra sobre su eje. Los gorriones lo saben bien. El día siempre es el mismo. Por qué no llamarlo Domingo, o día del Universo.

Para vivir necesitas el aire, la luz y el calor del sol. La gravedad, la rotación de la Tierra; el giro de la Vía Láctea alrededor del agujero negro supermásico que hay en su centro. Todo esto te viene dado, pero tú tienes que procurarte abrigo y cobijo; y el alimento, con el que incorporas la Tierra a tu cuerpo.

El sexo te viene impuesto por la Naturaleza. La especie quiere perpetuarse y utiliza ese instrumento. 

La Tierra y la Luz se hacen Olivo para, tras mucho trabajo,  obtener tu aceite en una Almazara. Pan y aceite para alimentarte y sentir el íntimo y hondo placer de las cosas sencillas. 

Ya no te gusta ir a una cafetería y pedir un café con leche semidesnatada, templada, con más café que leche, con azúcar moreno. Y media tostada de abajo, no muy hecha, con aceite de oliva virgen extra, miel de romero de la Alcarria y canela Ceylán. Has olvidado tu afán de distinción, de destacar, de ser "libre" y "único". Lo que te parecía "libertad de elegir",  era en realidad consumo de las cosas que necesitaban venderte los fabricantes. Ya no necesitas alimentar tu Ego.

La Cocina es tu Altar. Allí gozas cada día preparando el alimento para tu familia. Ese alimento es sagrado. Procede de seres vivos, salvo la sal y el agua (tu bebida favorita: tu agua bendita). Por eso no tiras nada. Rebañas el plato con un migajón, te comes hasta el último grano de arroz. Tirar comida es un sacrilegio. Es pecado mortal. Comprendes a aquellos que bendicen la mesa antes de comer.

Pero también necesitas la Paz. La Paz vuestra de cada día. La Paz del cielo:

Estás al Aire libre, bajo las copas de los árboles, que te brindan su benéfica y dulce sombra para que tú la disfrutes. O a orillas del mar, respirando ese aire limpio, fresco y salobre. La Paz es el bien supremo. Es tu respirar profundo.

Aunque, no sólo de Paz vive el hombre.

© José Manuel Cumplido Galván

1 comentario:

  1. Es una oración atea, donde no hay dios sino Naturaleza, y como buena oración está escrita en prosa muy poética. Me gusta.

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