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viernes, 10 de julio de 2020

Carpe Diem

Sólo existen el día y la noche en su continuo sucederse. Fracciones más pequeñas sirven únicamente para dominar, para empujar, para esclavizar, para aumentar la productividad.

Horas, minutos, segundos, sólo son contabilidad perversa.

El día empieza una y otra vez. Viene y se va con la luz del Sol; una vez, otra vez, otra vez... según marca el rotar de la Tierra sobre su propio eje. Ese rotar inmerso en el movimiento colosal del Universo.

Tú, que realizas también esa fecunda travesía, comienzas a vivir cada mañana. La luz del Sol te da la vida.

No mires el reloj. Es una trampa. Cada vez que lo miras te encadenas, te pierdes, te atrapan, te controlan. Cada vez que lo miras te acercas algo más a la muerte:

"Morir es cuestión de tiempo. Vivir es lo contrario" (1)

El día de mañana no existe. No te preocupes por el futuro. No lo temas. Ocúpate hoy de lo que te interesa, de lo que te gusta, de lo que necesitas...

¡Era cierto!: cada día tiene su propio afán.

¡No temas ni al futuro ni a la muerte!

¡Carpe diem!

(1) Escrito por Jesús de Nazaret en maderas de tola blanca, durante su segunda semana en Beits Ids, según el libro de J.J. Benítez "Caballo de Troya 8. Jordán"

© José Manuel Cumplido Galván

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