Estás en Cádiz, en tu casa. El lugar del Universo donde te sientes más feliz. Te acompañan tu esposa y uno de tus hijos. Gozas dulcemente de su presencia. Tu situación económica te tranquiliza: tienes lo que necesitas. Liberado del trabajo, todo el día te pertenece.
Te encuentras en Sevilla. En tu casa. El lugar del Mundo donde te sientes más feliz. Te acompañan tus padres, tu hermano, tu hermana y tus abuelos, que ocupan un dormitorio y una salita de la vivienda alquilada. Vosotros ocupáis otros dos cuartos y una sala que es vuestro comedor y tiene además una cama plegable para que duerma tu hermana.
Tu abuelo es un Santo al que han echado de la Guardia Civil por llevar comida, a hurtadillas, a los presos políticos. Tu abuela tiene una amiga, Mariana Roma que, en la tienda de ultramarinos, pide medio litro de "aceite del malo". Es lo que puede pagar.
Tu padre trabaja en una fábrica artesanal de muebles. Cuando llega a casa y acudes, alborozado, a besarlo, te fascina la fragancia de barniz que le envuelve. Las yemas de sus dedos están teñidas de color de miel, de aplicar a las maderas de caoba goma laca con la muñequilla. Para poder criaros necesita, además, barnizar, por su cuenta, muebles a particulares. Te encanta que te lleve a "ayudarle": tapas con cera los agujeros de las polillas.
Todo se tiene que comprar a plazos. El frigorífico que sustituye a la nevera. Hoy no tienes que ir a la fábrica de hielo a comprar una barra que transportas en una bolsa de malla de plástico goteando agua y rozándote, con algún dolor, las piernas, no cubiertas por tus pantalones cortos. El televisor de blanco y negro en el que veis "Bonanza", "El Fugitivo" o "¿Es usted el asesino?"; corridas de toros o combates de boxeo. Ahora no acudes a verlo, sentado en el suelo con tus hermanos y otros niños de la vecindad, a casa de tu vecina. (Aunque prefieres estar con tus amigos en la calle terriza, ideal para jugar al trompo o a las bolas).
Te han dado una beca. Tus padres te premian regalándote un diminuto transistor que te parece precioso. Han tenido que firmar doce letras para pagarlo.
Tu madre lava la ropa en la pila y la sube a la azotea para tenderla. Extiende en el suelo la blanca para solearla y la rocía con añil. Los sábados calienta en la cocina de carbón ollas de agua para llenar el baño de zinc que hay en el "lavadero" y os bañéis tus hermanos y tú En invierno, enciende una lata con alcohol "de quemar" para que no paséis frío.
Os lleva a la piscina todas las mañanas de verano para que aprendáis a nadar. Está a media hora de casa. Es muy temprano. Al terminar, muerto de hambre, te comes la viena con mantequilla (margarina) que trae preparada de casa. ¡Te sabe a gloria!
La enfermedad de tu padre le impide trabajar. Gestionar la pensión de invalidez es un trámite lento, pesado y, entre tanto, no cobra nada. La familia carece de ahorros, ya que, a duras penas llega a fin de mes. Sobrevivís gracias a la ayuda de familiares, amigos y vecinos. ¡Qué cuadro!
Mamá le lleva a rehabilitación todos los días y padecen una interminable Odisea en los autobuses que les trasladan al hospital: una Odisea de ida y vuelta. No tenemos coche. Cuando queda postrado en la cama, es ella la que lo cuida con amor infinito.
Es Navidad. Los Reyes Magos sólo te han traído un "do-re-mi" de un tío tuyo, envuelto en papel de periódico. Las navidades siguientes, seleccionáis, entre vuestros juguetes, aquellos que más os gustan, que mejor se conservan, y os lo "ponéis" vosotros mismos para poder despertar con ilusión por la mañana.
Tienes 14 años; trabajas de botones en un hotel. A veces te asignan turnos en los que tienes que acudir al trabajo de madrugada. Necesitas andar por calles absolutamente oscuras, donde cada sombra es una amenaza. Caminas aterrorizado. Tu motivación es ayudar a tu familia. Por eso entregas a tu madre el total de tu salario, y todas las propinas.
¡Honra a tu Madre y a tu Padre!
Vuelves a casa; tu esposa amada y uno de los hijos que te ha dado acuden, alborozados, a besarte. Te cautiva el dulce aroma que desprenden, pero sufres la dolorosa ausencia del otro, que lucha por la vida a 3.000 kilómetros de distancia. Estás en el sitio donde eres más dichoso. Tus padres están contigo, viven en ti, en tu ADN. Te acompañan en aquella "colosal travesía" a través del Universo.
¡Tu Mundo gira!
© José Manuel Cumplido Galván