¡Qué pena! No pude asistir a ninguna de las últimas reuniones presenciales: ni al “Día de las letras”, por el covid, ni al acto de “Fin de curso”, por encontrarme de viaje familiar por Noruega. Me ha faltado la despedida, la celebración final.
El Club de Letras ha sido para mí este año, igual que el pasado, un estímulo brutal para leer y para escribir. Ha sido una grata fuente de aprendizaje. Más que el temario en sí, “El Barroco”, que no me ha acabado de llegar, las lecturas y escrituras que se han ido compartiendo por los compañeros, y las sabias intervenciones y textos aportados por nuestro profesor, han sido modelos que han inspirado mi creatividad.
También tengo que señalar, cómo no, el dulce alimento para mi vanidad de escritor que suponían los aplausos recibidos tras la lectura de algún texto.
La ilusión durante una impaciente espera de la llegada del siguiente viernes con su nuevo encuentro telemático.
Me parece ideal el formato de reuniones virtuales una vez en semana, dónde puedes encontrar amigos que están en distintas localizaciones, con la comodidad y economía de no tener que desplazarte, con el complemento de varios encuentros presenciales a lo largo del curso, donde podemos de verdad abrazarnos.
Con cada intercambio amo más la lectura y la escritura; gozo más de ellas. Cada viernes mejora mi vida, me hace más sensible, más profundo, más alegre. No sé si mejor escritor, pero sí mejor persona.
Cádiz, 17 de junio de 2022